Reconocer este placer culposo, que ha ido In Cressendo con el tiempo tal vez se deba a que sin hacer mucho esfuerzo me hace recordar las fiestas de la segunda mitad de la década de los 80’s, los primeros tonos donde bailábamos las “lentas” con luces apagadas y donde escuchar una salsa era una herejía.
La nostalgía se mezcla con la música y disfraza las 12 canciones con sonidos que objetivamente no llevaron al momento de grabarlas, las llena de texturas, olores y recuerdos que les ha dado el tiempo. Es mas, todavia me parecen malisimas: “Lay Your Hands On Me, “Bad Medicine” y “Born To Be My Baby” que, por casualidad, son las tres primeras pistas del disco y te desanimarían de seguir con el resto pero, sería bueno darle una oportunidad a los chicos de New Jersey para (re)descubrir algunas de sus canciones como: “I’ll Be There For You”, “Blood On Blood” o “Wild Is The Wind” que no hacen otra cosa que representar esa escena musical llena de excesos y fórmulas del mainstream llamado luego: “Arena Rock”.
Cierto amigos, 1988 trajo magníficos discos; como: “Viva Hate” de Morrisey, “Nothing’s Shocking” de Jane's Addiction o “…And Justice For All” de Metallica de los que muchos hubieran preferido que escriba.
Como dije al inicio, la nostalgia no es buena consejera para recomendar discos y menos, si han tenido que ver con nuestro pasado. No nos sirve para ser objetivos entre calidad y trascendencia musical; solo la he usado como pretexto para invitarte a escuchar este disco tan vilipendiado por los rockeros de corazón que por lo bajo lo escuchan completito, se saben todas las canciones y que, a solas, las cantan y tocan con sus “Air Guitar” cual Ritchie Sambora para despues esconder el disco junto a la revista BRAVO del que alguna vez recortaron un poster gigante para pegarlo en su cuarto o en el cuaderno del colegio.
